domingo, mayo 19, 2013

En Abril Coches Mil


El otro día, salí del trabajo con bastante prisa. La razón: tenía que comer y llegar a la otra punta de la ciudad en menos de una hora. En una urbe como Madrid, realizar tal recorrido en tan poco tiempo puede parecer una proeza. Sin embargo, tras tres años haciendo ese recorrido prácticamente todos los viernes, uno ha conseguido optimizarlo hasta tal punto que incluso me da tiempo a comer algo más que un sándwich o una porción de pizza comprada de mala manera. Para conseguirlo, hago un pequeño trayecto en coche de diez minutos a lo sumo, lo aparco justo al lado de una parada de autobús colindante con un restaurante de comida rápida, como en diez minutos, cojo el autobús, y tras un recorrido de veinticinco minutos, recorro a pie un trayecto de otros diez minutos. Total, una hora más o menos: prueba superada. 

El caso es que, como iba diciendo, el otro viernes me dispuse a recorrer todo ese camino con la única salvedad de que estaba lloviendo. Odio la lluvia. Y no porque no me guste mojarme, sino porque la lluvia hace que el coeficiente intelectual de la gente de esta ciudad se reduzca en un setenta y cinco por ciento. A la hora de decidirme entre el transporte público o el privado sopeso el tiempo que tardo, los posibles atascos, si tengo algún objeto voluminoso que transportar, la facilidad de aparcamiento... Lo que jamás tendré en cuenta a la hora de tomar esa decisión es si llueve o deja de llover. Si veo que llueve y no quiero mojarme, cojo un paraguas para protegerme de la lluvia y no un coche que ocupa mucho más espacio y es más difícil de guardar. 

En Madrid, desobedeciendo todo tipo de leyes dictadas por el sentido común, parece como si todo el mundo cogiera el coche cuando llueve. De esa manera, cortos trayectos de diez minutos se convierten en absurdos trayectos de una hora, y el coche pasa de ser un útil ayudante a convertirse en el origen de estrés, broncas y palabras malsonantes. ¿Es que ninguno de esos señoritos descerebrados que pululan en esta ciudad se da cuenta que en días de lluvia las circunvalaciones, calles principales, entradas y salidas de Madrid se colapsan? ¿Tan difícil es manejar un paraguas? 

Lo peor de esta situación no es que alguien coja el coche innecesariamente, sino que alguien coja el coche innecesariamente bajo unas condiciones en las que no sabe conducir. Si, a veces me da la sensación que todos mis compañeros de carretera o calzada hubieran faltado el día en el que en la autoescuela se contaba cómo era eso de conducir con lluvia. Conducir con el suelo resbaladizo no es fácil y no todo el mundo tiene entrenamiento suficiente como para lograrlo. ¡Si uno ve que no tiene recursos suficientes como para reaccionar ante un imprevisto en esas condiciones, lo lógico es aumentar la distancia de seguridad! Es increíble la cantidad de pequeños accidentes que se ven en los días de lluvia, que independientemente del daño que puedan ocasionar, ralentizan más el tráfico. 

Luego está el tema de la visibilidad, mucho más peligroso que el del piso resbaladizo. En días de lluvia, ésta se reduce; con lo que hay que tener en cuenta las consecuencias de ciertas costumbres ya de por si incívicas en días soleados. Si, por ejemplo, obstruyes un paso de cebra, algo muy habitual en esta ciudad, provocas que un peatón tenga que atravesar la calzada sin hacer uso de él. Si lo haces un día sin lluvia tanto los conductores ven al peatón como el peatón ve a los conductores, y la maniobra se puede hacer con cierto nivel de seguridad. En un día de lluvia, al no haber suficiente visibilidad, el peatón está mucho más desprotegido en esa circunstancia. Lo mismo, por poner otro ejemplo, con todos aquellos que les gusta hacer maniobras repentinas y sin avisar, en especial muchos motoristas. Uno de los abc's de la conducción es el no hacer maniobras si los usuarios de la vía afectados por esa maniobra no la pueden ver. 

Ante todo esto, tenemos la "suerte" de tener unos gestores de la ciudad "responsables" y que se "desviven" para solucionar los problemas cotidianos de los ciudadanos. Gestores que se "preocupan" de evitar cuellos de botella en la circulación, de buscar vías alternativas para solventar el colapso de una determinada vía, de mejorar el nivel de señalización y de ser reactivos y eficientes cuando ocurren sucesos que entorpecen la circulación. 

Dejando el sarcasmo a un lado, el otro día, también lluvioso, había dos agentes de movilidad controlando absurdamente un paso de cebra perfectamente controlado por un semáforo en perfecto funcionamiento, mientras que en la plaza de Manuel Becerra, situada a escasos doscientos metros, se estaba organizando un trifostio circulatorio de veinte pares de narices. El caso, es que vas circulando por la ciudad y no haces más que atravesar cuello de botella tras cuello de botella. Un clarísimo ejemplo de ello es alcanzar el túnel de María de Molina desde la calle Raimundo Fernández Villaverde, casualmente uno de los puntos más conflictivos en temas de circulación de la ciudad. 

Mención aparte merece el despropósito que organiza el Real Madrid con el beneplácito del Ayuntamiento de Madrid cada vez que hay un partido en el estadio Bernabéu. ¡Apañado vas como se te ocurra coger la Avenida de Ramón y Cajal! Una calle importantísima en la circulación de la ciudad totalmente cortada porque algún iluminado del Ayuntamiento permite al famoso equipo de futbol convertirla en aparcamiento privado para los autobuses de sus peñas. El agravante del "delito" viene porque dicho Ayuntamiento ni avisa del corte de la calle, ni informa de recorridos alternativos, ni se ha planteado establecer dicho aparcamiento en un sitio en donde no moleste.

La cruda realidad es que vivimos en una ciudad de señoritos descerebrados cuyos gestores reflejan su gran preocupación por los problemas circulatorios de la gente en expresiones del tipo "En Madrid no hay atascos" pronunciada por nuestro antiguo y "querido" alcalde con apellido de árbol, y la construcción de túneles innecesarios como el de la Avenida de la Reina Victoria por parte del actual Ministro de Justicia y peor alcalde con muchísima diferencia que hemos tenido en esta ciudad.

Chechu,
19/05/2013